“In Memorian TERESA NIÑO MONGE”

Reproducimos aquí el panegírico que nos envía nuestra compañera Paloma Gil Cala.

La Rota de 1997 ya no volverá, pertenece al pasado de mi juventud. El padre Juanito, los cimientos, los principios de la batalla se ha marchado y ya solo viven en el recuerdo. Hace dos años que me fui de la ciudad, cuando vuelvo ahora, abrazo, recuerdos y recorro escenas que ya creía desterradas en mi memoria. Supe que ella ya no estaba con nosotros, Santiago se la llevó al Padre. Ya no somos cuatro Tere, Mari Carmen, Miguel y yo. Ahora la silla está coja, solo tiene tres patas. Aunque ella sigue sosteniéndonos desde cielo, rezando por la Iglesia, contenta, riéndose y feliz como siempre.

Entré en el templo del Carmen y me senté en un banco que tantas veces había compartido contigo, distinguí a lo lejos tu silueta, pero no me acerqué, tú ya no estabas allí. Algo me decía que si lo hacía mis veinte años a tu lado se evaporarían para siempre.

El tiempo me mata por eso no quise perder el tiempo mirándote rodeada de las maderas de pino.

Durante todos estos años te vi luchar valientemente y combatir el buen combate de la fe. Primero cuidando de tu madre enferma, luego de tu padre, siempre pendiente de tus hermanos y sobrinos. No huiste de tu historia, de la virginidad, de la entrega a tus escolares porque Dios nos salva en la historia personal de cada uno. Y tú lo sabías por eso la aceptaste como voluntad de Dios. Eso solo lo puede hacer una cristiana. Y tú lo eres.

Allí se alzaban a lo lejos siempre vigilantes tus catecúmenos de confirmación. La misma luz que vi cuando decidiste dejar tu trabajo para subirte al ring de dar clases de Religión Católica, irrumpió en la eucaristía. Sentí tu presencia intensa. Comprendí que ya habías acabado tu misión evangelizadora aquí.  Habías vuelto a casa.

Ese día me pediste consejo a mí, amiga mía, y yo te dije:” Todo hombre tiene derecho a conocer a Jesucristo, deja ese trabajo y síguelo”. Y contra corriente comenzaste a nadar en el sufriente mundo de predicar el Amor de Dios y la Resurrección de Su Hijo a cientos de pequeñas caritas cada curso.

   Sin garantías, de forma altruista y voluntaria, apostate por anunciar la Buena Noticia en San José de Calasanz. Jesucristo vive y nos ama.  No sé si sabré hacer justicia a lo que con certeza tantas veces te decía y tú te lo creías; que nos jubilaríamos dando clases de Religión Católica. El futuro no se conoce, el pasado ya pasó. Pero hoy tú, querida amiga, has entrado en el jubilo del Señor.

A veces dudo de mi memoria y me pregunto si sabré recordarte, pero me relajo pensando que esta memoria me acompañará todos los días en mi paso por este mundo.

Tere, donante de órganos y de alma, porque nos la diste a todos los que te conocimos, hoy naces a la Vida con otra misión. Te has convertido en nuestro enlace espiritual, ¿Quién mejor que tu nos va a defender? Tú tienes ya todas las respuestas.  

 Paloma Gil Cala 28/7/2016

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