25 años al frente de la Delegación Diocesana de Enseñanza

Hoy, 6 de febrero de 2022, se cumplen 25 años desde que recibí de Don Rafael Bellido el nombramiento como Delegado Diocesano de Enseñanza. Tras él, Don Juan del Río, Don José Mazuelos y, en la actualidad, Don José Rico han confiado en mí para desarrollar esta tarea eclesial. A todos gracias por esta confianza.

Recibí, de manos de Don Joaquín Galvez, una Delegación viva y así he intentado mantenerla durante estos años. Gracias a Joaquín por su ayuda que aún sigo recibiendo. Gracias también a los Delegados Diocesanos de Enseñanza de Andalucía que tanto me han enseñado a lo largo de estos años.

Pero la Delegación no es cosa de una sola persona sino de un equipo que trabaja por el bien de la Iglesia y de las cuestiones a que atiende la Delegación. Gracias a todos los que han colaborado directamente conmigo, especialmente a los coordinadores arciprestales, algunos de los cuales están en este equipo desde el comienzo. Espero poder seguir contando con vosotros.

Y por supuesto gracias a todos los profesores de religión, sin los cuales esta Delegación estaría vacía. Sois los verdaderos destinatarios de nuestro trabajo, siempre mirando a los alumnos que eligen la enseñanza religiosa y agradeciendo el esfuerzo que muchos hacéis para que cada vez sean más alumnos los que reciban esta enseñanza. A vosotros dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo, especialmente a la formación, apoyo y acompañamiento. Solo con unos buenos profesores de religión tendremos una buena clase de religión. Gracias a todos los que en estos años habéis participado con constancia en todo lo que ha organizado la Delegación. Os puedo asegurar que lo hacemos de muy buen grado y que con la ayuda de Dios lo seguiremos haciendo mientras tengamos encomendada esta misión en la Iglesia Diocesana.

Pero, además de las gracias, quiero pedir perdón a todos aquellos que se hayan visto perjudicados por alguna de mis actuaciones; nunca ha estado en mi ánimo ese perjuicio y por supuesto nunca he querido fastidiar ni molestar a nadie. Todo lo he hecho siempre “a mayor gloria de Dios”.

 

 

 

No han sido estos 25 años fáciles para la educación en España y menos para la enseñanza religiosa. Empezamos nuestro trabajo en tiempos de la LOGSE (1990), para continuar con la LOCE (2002) que hizo a la asignatura de religión computable, la LOE (2006), la LOMCE (2013) que dio un impulso renovado a la asignatura de Religión haciéndola de nuevo computable y con una asignatura espejo, y actualmente la LOMLOE (2020) que elimina la computabilidad de la clase de religión y la asignatura espejo a la misma.

En el ámbito del profesorado de religión, tras el convenio del año 1999, se aprueba el Real Decreto 696/2007, de 1 de junio, por el que se regula la relación laboral de los profesores de religión y que continúa vigente.

Todo este cambio normativo ha ido marcando la marcha de la Delegación pues hemos tenido que ir adaptándonos a los cambios y ofertar una amplia formación al profesorado de religión.

Muchas son las actividades y recursos que hemos ofrecido con un objetivo claro y fundamental como es la formación espiritual (retiros en Adviento y Cuaresma, encuentros, peregrinaciones, etc.) y la formación académica del profesorado (jornadas, cursos, congresos, grupos de trabajo,…), pues sólo un profesorado bien formado es capaz de ofrecer una enseñanza religiosa de calidad.

Esta formación incluye más de 115 cursos de formación, 20 encuentros anuales y la colaboración y participación en 24 Semanas Diocesanas de Teología. Sin olvidar a los destinatarios de la asignatura, los alumnos, para los que se han desarrollado algunas actividades entre las que podemos destacar la Gymka-reli.

Son muchas las funciones encomendadas a la Delegación de Enseñanza, e intento que todas se lleven adelante, pero la que me parece esencial y a la que dedico más tiempo es a la clase de religión y su profesorado, sobre todo al que desempeña su tarea en la escuela pública, ya que las actuales circunstancias de secularización y sobre todo de un laicismo beligerante hace muy difícil poder desarrollar esta labor en un clima de verdadera tolerancia y respeto. Tengo limitaciones que van desde el carácter voluntario del trabajo que realizo hasta el tiempo de que dispongo.

Por eso no quiero terminar sin agradecer la comprensión, ayuda y apoyo de mi familia, que siempre ha comprendido este servicio que presto a la Iglesia. Un servicio que comencé con ilusión y cuya ilusión aún mantengo expresando mi disponibilidad a la Iglesia y a nuestro actual Obispo.

Doy gracias a Dios porque Él ha guiado y guía mi camino en el que me siento siempre acompañado de su Madre y le pido que no me deje sólo en esta tarea tan apasionante como es la evangelización en la escuela y la atención al profesorado.

Juan Ortega Álvaro

Delegado Diocesano de Enseñanza

Obispado de Asidonia-Jerez

 

 

 

 

 

 

 

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